El autor del gol de Auckland City a Boca en el Mundial de Clubes, trabaja como docente en Auckland

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El defensor Christian Gray (28 años) autor del gol frente al «Xeneize» da clases en la Mount Roskill Intermediate School,escuela intermedia. Además colabora en una escuela primaria de la ciudad, y como la liga es amateur, la mayoría de sus compañeros del plantel también vive de otras profesiones.

Su padre, Rodger Gray, dirigió la selección nacional de Nueva Zelanda y ahora supervisa la seguridad del club. Los futbolistas del multicampeón de Oceanía se entrenan por las noches y viven, en realidad, de otra cosa.

Cada uno de ellos juegan por amor a la camiseta y por el orgullo de representar a su nación. La Federación de Nueva Zelanda impuso un tope salarial para mantener el espíritu amateur: ningún jugador puede cobrar más de 150 dólares neozelandeses por semana — 90 dólares estadounidenses-. En cambio, los clubes ofrecen alguna ayuda menor, como cubrir la cuota del gimnasio o la nafta. En Auckland ni siquiera hacen eso. Si el equipo juega lejos, el club paga el vuelo y la comida. Nada más.

Los jugadores viven sus carreras deportivas con una rutina difícil de sostener en el tiempo. En abril, Auckland viajó a las Islas Salomón para disputar la Champions de Oceanía. Muchos de sus referentes no pudieron estar. No por lesiones ni decisiones tácticas. Simplemente, no les dieron permiso en el trabajo.

Durante la temporada, Auckland practica cuatro veces por semana, más el partido. Siempre de noche. Muchos llegan al club con el uniforme de trabajo en el bolso.

Cuando llegan a un certamen como éste y pueden entrenarse por la mañana, con el resto de la jornada libre, lo sienten en el cuerpo. Descansan mejor, comen mejor, tienen tiempo para elongar, para charlar con los compañeros. El fútbol se parece un poco más a lo que siempre soñaron, y también a cómo es en casi todas partes.

Illich, el capitán, y Rogers trabajan como representantes de ventas en Coca-Cola. Recorren negocios, negocian contratos e implementan estrategias para crecer en un mercado donde nadie los conoce por lo que hacen los domingos. Kilkolly, el 9, era pintor, pero ahora es asesor comercial en Milwaukee.

El delantero Joseph Lee está en atención al cliente en una empresa de celulares y electrodomésticos. Y Gerard Garriga se dedica a dar charlas en escuelas para promover el fútbol en el país. Los más jóvenes aún viven con sus padres o estudian. Ninguno vive exclusivamente del fútbol.

Foto – @OFCfootball